Plan de caja para los primeros 90 días del negocio

Un plan de caja claro en los primeros 90 días ayuda a evitar tensiones de liquidez, anticipar impuestos y sostener las operaciones mientras validas tu propuesta de valor. Este enfoque divide el trimestre en hitos semanales, con previsiones realistas de cobros y pagos, métricas simples para decidir y acciones concretas para reforzar la tesorería.

Plan de caja para los primeros 90 días del negocio

Un plan de caja para los primeros 90 días es una herramienta de supervivencia: define cuánto efectivo entra y sale, cuándo lo hace y qué decisiones debes tomar si la realidad se desmarca de la previsión. En este periodo inicial no se trata de acertar al céntimo, sino de detectar con antelación los desajustes entre cobros y pagos, priorizar lo esencial y ajustar el pulso del negocio. La clave es trabajar con un horizonte semanal y revisar cada siete días tus hipótesis, sin perder de vista el calendario fiscal y los compromisos contractuales.

¿Cómo Iniciar Negocio con un plan de caja?

Empieza por separar la cuenta bancaria del negocio de la personal y fija un umbral mínimo de seguridad (colchón de 4 a 8 semanas de gastos críticos como alquiler, suministros y software). A continuación, crea una hoja de cálculo de tesorería semanal para 13 semanas con tres bloques: saldo inicial, cobros previstos y pagos previstos. Incluye impuestos y cuotas que puedan aparecer en el trimestre y marca con color los conceptos obligatorios (por ejemplo, alquiler) frente a los discrecionales (marketing experimental). Para estimar cobros, aplica plazos realistas: si facturas a 30 días, no cuentes con ese ingreso antes. Para pagos, negocia desde el inicio: pedir anticipos a clientes y fraccionar compras reduce tensiones. Finalmente, configura alertas bancarias, categorización automática de movimientos y un día fijo a la semana para conciliar y revisar.

Pasos inteligentes: Comenzar Negocio con control

Días 1–30: establece la línea base. Identifica gastos fijos, estima variables y define políticas de cobro (anticipo o pago al contado en la primera venta, facturación el mismo día del servicio, métodos de pago fáciles como tarjeta o transferencia inmediata). Documenta hipótesis de ventas por canal y fija objetivos semanales. Métricas clave: saldo final proyectado por semana, margen de contribución en caja por producto o servicio, y días de cobro. Si el flujo es negativo, recorta partidas no esenciales y retrasa inversiones que no impacten la venta.

Días 31–60: ajusta y negocia. Revisa tu ratio de conversión y el ticket medio; corrige precios si la evidencia lo sustenta y expón con transparencia tus condiciones de pago a nuevos clientes. Negocia con proveedores plazos moderados o descuentos por pronto pago si el saldo lo permite. Implementa previsiones por escenario: base, conservador y optimista, con umbrales de acción (por ejemplo, si el saldo previsto cae por debajo del colchón en tres semanas, activa un plan de ahorro del 15% y prioriza proyectos con cobro rápido). Integra herramientas sencillas: una hoja de cálculo con validaciones, conciliación bancaria automática y cuadro de mando con tres métricas visibles: burn de caja semanal, runway (semanas de vida al ritmo actual) y desviación entre previsto y real.

Días 61–90: profesionaliza la cadencia. Estandariza un cierre semanal de tesorería en 30 minutos: actualizar cobros reales, revisar facturas emitidas, perseguir pendientes, confirmar pagos del periodo siguiente y recalcular escenarios. Define una política de stock (si aplica) que limite el dinero inmovilizado y alinea marketing con la caja: prioriza campañas que recuperen la inversión en menos de cuatro semanas. Si contemplas financiación externa, prepara un mini-dossier de tesorería con evidencias de ventas, control de gastos y calendario de devolución realista.

Formas creativas: Empezar Negocio y reforzar la liquidez

Las soluciones creativas son válidas si protegen márgenes y no comprometen la experiencia del cliente. Considera preventas con entrega programada, packs o bonos de sesiones, suscripciones mensuales con valor claro y costes bien contenidos, y tarifas por pronto pago. Para productos físicos, explora acuerdos de consignación con tiendas o microinventarios. En servicios, combinar tickets pequeños de entrada con propuestas de continuidad suaviza la curva de cobros. Otras vías: colaboraciones con marcas complementarias para compartir costes de adquisición, renting de equipos en lugar de compra, o campañas de lanzamiento con crowdfunding de recompensas orientadas a validar demanda. Incorpora políticas de facturación inmediata, recordatorios automáticos y recargos razonables por pagos muy tardíos, siempre comunicados por adelantado.

Plan de 13 semanas: estructura de trabajo semanal

  • Semana 1: inventario de gastos, definición de colchón, plantilla de tesorería y política de cobros.
  • Semanas 2–4: medición de ventas por canal, pruebas de precio y plazos, negociación con proveedores y ajuste de gasto flexible.
  • Semanas 5–8: consolidación de lo que funciona, eliminación de lo que no, formalización de acuerdos de pago y revisión de escenarios.
  • Semanas 9–13: preparación para el trimestre siguiente, estandarización de procesos y, si procede, evaluación de financiación.

Errores comunes y cómo evitarlos

  • Contar ingresos al emitir la factura en lugar de cuando se cobra: trabaja con plazos reales y añade una tasa de impago prudente.
  • Crecer en ventas sin capacidad de entrega o sin caja para financiar el ciclo operativo: alinea marketing, producción y cobros.
  • No separar gastos personales: confunde métricas y dificulta decisiones.
  • Ignorar el calendario de obligaciones: reserva porcentaje de cada venta para impuestos y otros pagos comprometidos.
  • Falta de seguimiento: sin revisión semanal, la desviación crece y las decisiones llegan tarde.

Plantilla mínima de tesorería semanal

  • Saldo inicial de caja/banco.
  • Entradas: ventas cobradas, anticipos, otros (devoluciones de fianzas, ayudas, etc.).
  • Salidas: compras, nóminas o colaboraciones, alquiler y suministros, herramientas, logística, marketing, impuestos previstos.
  • Saldo final y variación semanal.
  • Notas: riesgos detectados, decisiones tomadas, tareas de cobro/pago.

Señales de alerta y respuestas rápidas

  • Tres semanas seguidas con desviación negativa significativa: congela gastos discrecionales y renegocia plazos.
  • Cobros retenidos por falta de documentación: estandariza facturas, albaranes y pruebas de entrega.
  • Concentración de ingresos en pocos clientes: diversifica ofertas o canales y crea reservas específicas.
  • Pico de pagos en la misma semana (por ejemplo, alquiler, proveedores y herramientas): escalona vencimientos al inicio y mitad de mes.

Conclusión

Un buen plan de caja en los primeros 90 días no busca precisión absoluta, sino disciplina: previsión semanal, control del calendario de cobros y pagos, y capacidad para corregir a tiempo. Con métricas simples, políticas claras y pequeñas tácticas de liquidez, el negocio gana margen de maniobra para aprender del mercado y sostener un crecimiento saludable.